Conocernos fue quizás la montaña que debíamos escalar para alcanzar una meta.
Conocernos fue vencer distancias y multiplicar sueños en un solo corazón...
... Fue crear una ilusión que se mantuvo con el cariño puro del cielo; revivir Día a Día momentos pequeños que se convertían en largometrajes de estas memorias; interrumpir una realidad que cada vez se anclaba más en nuestras vidas…
…Vidas que siguen, vidas que aprendieron de lágrimas y ausencias con muchas dosis de malcriadeces; vida que se vuelve una constante de momentos ilógicos, de momentos viciados.
Conocernos fue la suerte efímera de la alegría y el momento amargo de la melancolía....
... Fue aprender a caer y levantarse, a seguir, a estar de manera unitaria en un planeta ilusorio.
Fue halarnos mutuamente al cielo para no dejarnos ir; consentir el alma, hacer lo inimaginable y recrear el sonido de los suspiros; tocarnos sin estar, besarnos con solo mirar y añorarnos por la eternidad.
Aprender a amar los recuerdos e inventar sorpresas que alimentaran la necedad de ese ser que tanto adorábamos, reinventar los días y las palabras sin necesidad de robar ideas ajenas pues era lo natural de querernos así.
Fue ansiar e intentar lo imposible, descubriendo emociones que jamás habíamos sentido y que nos mantenía especiales ante Dios. El único que nos acompaño y que nos mantuvo a lo correcto, lo sensato, lo justo.
Fue quizás ir en contra de muchos y hasta de nosotros mismos, al no querer aceptar lo que nos pasaba, al querer huir y negarle al corazón lo que se creía.
En realidad NO existen palabras para describir con exactitud que fue conocernos, porque seria como definir lo que concebimos y eso... Eso nunca se quiso ANUNCIAR, solo se mantuvo clandestino.
“Fue quizás el nunca jamás de un volverse a enamorar”.
Autor: Daviana Alvarado
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