Gracias Dios por tu reloj, ese que marca el tiempo en el que destinas los acontecimientos de la vida de cada uno de nosotros.
Es ley que cada ser humano tiene su momento de gloria en la tierra, pero es insensato no pensar que tienes cosas maravillosas con el simple hecho de vivir.
Las buenas noticias, llegan justo en esos tiempos en los que crees que vas a volver a probar el polvo lleno de lágrimas, cuando sientes que el alma se esta quebrantando. Dios te sonríe, y te abraza con su inmenso amor, susurrándote que no estas solo, que si se me hunde el suelo, él siempre me regalara un cielo para volar.
Agradezco a Dios por ser el cariño más fiel que puedo tener, el principal oyente de este corazón y el más perfecto compañero que inunda esta vida de magia celestial.
Autor: Daviana Alvarado
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