No se acepta un adiós sin una explicación; es difícil encontrarle
sentido a los designios de Dios cuando tu corazón solo se arruga de tristeza.
Es irritante hoy mirar recuerdos con tantos sollozos a cuestas de las alegrías
cuando ni siquiera te planteaste una ausencia tan temprana y definitiva.
La vida se te ha vuelto tan tenue y tan vacía que hasta el
sentido, no quiso renovar el alquiler; la sensatez se escondió en un callejón sin
salida dejando a la intemperie el
descontrol.
Se vislumbra esperanzas en las madrugadas, aun sabiendo que es
imposible que la muerte se retracte y devuelva lo que se llevo sin previo
aviso, sin razón, resignándote a tanto
dolor.
El olvido no existe para el que llora en silencio a un ser
querido, la realidad es amargar y controla todo, monopolizando tus
sentimientos; no se borra una historia, una vida, no se borra el amor compartido.
Se guardaran en las estrellas los recuerdos que una vez viviste
y Dios te abrazara, admirando la grandeza de tu valentía a tan grandes pruebas
que te envía, en esta tu historia, llamada VIDA.
Autor: Daviana Alvarado
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