Hay pasiones
que se apagan, así, como historias que caducan y cuentos que llegan a un final.
Levántate del
suelo, no te acostumbres a vivir en el fango, a silenciar las ganas que crecen
en tu interior. Haz lo que tengas que hacer, no reprimas las emociones que
tienes en tus entrañas, grítale al mundo lo que no te dejan pronunciar, se
parte de la diferencia, por esta vez pronúnciate.
Crea tu propia
felicidad, no te aferres a personas
INERTES que solo alojan miserias a tu corazón y quieren dejarte igual que ellos,
sin luz, sin la gracia de apreciar los detalles minúsculos que Dios te regala
todos los días con solo abrir tus ojos.
Regálate la
gentileza de pensar en ti, de querer brindarte lo mejor, sin mirar a tu
alrededor esperando que un alma haga maravillas para que puedas estimar, que
tus sentidos funcionan a la perfección.
Dale gracias a
Dios por respirar cada segundo una oportunidad, de poder andar en este camino
que tantas piedras te ha aventado, y
tanto drama ha aguardado; dale gracias por el simple hecho de poder
decir… Estoy vivo!!!
Es maravillosa
esa sonrisa que puedes emitir, irradiando esperanza a tu alrededor, se feliz
por ti.
Autor: Daviana Alvarado.
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