Realmente soy lo que quiero ser…
He caído en profundas tristezas y no me arrepiento porque me han
enseñado la sensibilidad que hay en mí, que no caduca a pesar de no ser ya una
niña.
Una niña que aprendió a lidiar con ausencias y otros tantos
sentimientos amargos; la que se auto inculco creencias en las que un mundo es
mejor si nos movemos con amor.
Realmente no he cambiado…
A pesar de los daños con el pasar de los años conservo mi filosofía,
a pesar de tanto desmayo creo que en algún lugar alguien espera para hacerme sonreír
constantemente sin cortes, ni pruebas ni condiciones.
Creo realmente en mí y no me hace falta veneración de terceros
para quererme un poquito; amo mis manías, mis altos ataques de miedo a lo
desconocido, lo soñadora que puedo llegar a ser un día entero creando en mi
mente un mundo paralelo sin tantos lamentos.
Creo fielmente en mis letras, que van marcando un curso en mi
vida y van relatando todo lo que mi alma no puede pronunciar.
Creo en mis pequeños pasos, esos que nadie ve, pero que yo los he andado y me hacen grande cada día.
Creo en mis locuras, mis grandes locuras, que sé que han
levantado ánimos, secado lágrimas y han avivado rostros decaídos.
Realmente soy distinta... y no me importa cuán bizarra puedo
llegar a ser, no me importan las palabras que no me lleguen a leer ni
comprender, ni las decisiones que no compartan con mí ser.
La vida me ha dado muchas alegrías y las enaltezco, Dios me ha
dado muchos dones y me ha regalado miles de bendiciones que se disfrazan de
mamá, de familia, amigos, de errores,
desconocidos, entre otros. Soy una afortunada en poder tener lo que mis ojos aman de mí, una sonrisa, y lo que mi boca mejor se le da, un agradecimiento enorme a la vida que Diosito me entrego.
Realmente y sinceramente, me alegra ser YO.
Autor Daviana Alvarado
No hay comentarios:
Publicar un comentario